¿Cómo cambiar la manera en que las personas se relacionan con sus pensamientos?

Las terapias de tercera generación se desarrollaron en la década de los 90 y son un conjunto de terapias que emergen de la tradición conductual. Estas terapias estudian los fenómenos de la conducta humana en relación con su contexto, por lo que también son llamadas terapias contextuales.

Surgen, de alguna manera, en contraposición al enfoque cognitivo conductual, el cual resta importancia a las variables ambientales, para situar en las variables internas de la persona, en sus creencias, en sus pensamientos y en la interpretación negativa que ésta hace de los acontecimientos, como las responsables del malestar, pudiendo derivar, en ocasiones, en problemas psicológicos.

Factores de influencia en el comportamiento

En las terapias de tercera generación se señala el ambiente como uno de los principales factores de influencia en el comportamiento que la persona manifiesta, siendo fundamental para la intervención averiguar cuál es la función que está cumpliendo dicha conducta en cada caso.

Es importante aclarar que no se obvian los eventos privados, como los pensamientos y emociones, si no que, a diferencia de la terapia cognitivo conductual, que interviene modificando éstos y reduciendo los síntomas, las terapias de tercera generación se centran en cambiar la manera en que la persona se relaciona con sus pensamientos. En este sentido, se interviene para que la persona abandone la evitación y el control como estrategia de afrontamiento de aquellos eventos internos que le resultan desagradables y que, por el contrario, los acepte, se oriente hacia los objetivos que considere valiosos y se comprometa con sus propios valores.

¿Qué terapias forman parte de este enfoque?

Forman parte de este enfoque la terapia de activación conductual, la terapia de aceptación y compromiso, la psicoterapia analítico funcional, la terapia dialéctico conductual, la terapia integral de pareja y el mindfulness.

Según refleja la literatura científica, las terapias de tercera generación están despuntando en el tratamiento de los trastornos del estado de ánimo y de ansiedad, además de haber demostrado su eficacia en el tratamiento de un amplio número de trastornos psicológicos, síntomas psicóticos, adicciones e incluso enfermedades médicas como el cáncer.