Factores ambientales, sociales y personales como fuentes de estrés: cómo reconocerlos y afrontarlos

Escrito por: Yolanda Bueno Aguado
Publicado:
Editado por: Margarita Marquès

El estrés es una respuesta adaptativa del organismo ante una situación percibida como amenazante por la persona. 

 

¿Qué tipos de estrés existen y cómo se diferencian?

Hablar de tipos de estrés es complejo. Sin embargo, es importante diferenciar entre estrés puntual y estrés crónico.

 

El estrés puntual es provocado por una situación concreta que se resuelve en el tiempo. En cambio, el estrés crónico puede tener un comienzo gradual, pero que su curso es de larga duración en el tiempo y continuo, generando en la persona un estado de inadaptación gradual con repercusiones psicológicas y fisiológicas.

 

Un estrés puntual genera una respuesta de alerta para superar
un reto, de manera que el estrés también puede ser positivo

 

¿Qué mecanismos fisiológicos se activan en el cuerpo cuando se experimenta estrés?

El estrés mental prolongado provoca una alteración hormonal con la segregación excesiva de cortisol y catecolaminas que hacen que se eleve la glucosa en sangre, provocando a veces inflamación y repercutiendo sobre el sistema cardiovascular.

 

También se puede ver afectado el sistema metabólico e inmune. Se puede producir obesidad visceral, alteración menstrual, disfunción eréctil, aumento de la frecuencia cardiaca, hipertensión arterial, problemas gastrointestinales, etc. La sintomatología es muy variada y puede manifestarse de forma diferente en cada persona.  

 

El sistema cardiaco responde al estrés con un incremento de la función del corazón. Cuando estamos preocupados y estresados, el corazón se acelera y late más deprisa y con mayor intensidad, haciendo que la sangre circule más deprisa.

 

Por otro lado, la función respiratoria también puede verse afectada. Los bronquios se dilatan para conducir el oxígeno a los alveolos y, en situaciones de estrés crónico, se pueden producir trastornos respiratorios como asma bronquial, hiperventilación y sensación de opresión torácica. 

 

Otras veces, la situación de indefensión o las emociones intensas provocadas por el estrés crónico tienen efectos inmunosupresores, haciendo que nuestro cuerpo sea más vulnerable frente a enfermedades.

 

Los mecanismos de respuesta fisiológica al estrés crónico son múltiples y variados, y la reacción de cada persona es distinta. Es importante que la respuesta de nuestro organismo no se haga crónica, ya que puede tener efectos muy negativos para nuestra salud.

 

¿Qué factores ambientales, personales o sociales pueden aumentar el estrés?

Los estresores son situaciones a las que está expuesta una persona y que, para afrontarlas, debe adaptarse. En general, son condiciones ambientales (externas), pero la clave no son los estresores, sino cómo los percibimos. La percepción que tengamos del estresor es la clave. 

 

En general, las situaciones estresantes tienen una connotación negativa. Existen tantos estresores como situaciones amenazantes percibamos que nos afectan.

 

Las fuentes de estrés son múltiples, aunque podemos destacar aquí algunas de ellas como:

  • Sucesos vitales intensos: hechos traumáticos, como perder a una persona que amas, sufrir un accidente, un terremoto o situación climatológica intensa.
  • Sucesos diarios estresantes relacionados con situaciones de la vida cotidiana: pueden no ser tan intensos, pero son muy repetitivos y pueden tener repercusiones psicológicas y biológicas negativas por su duración en el tiempo. 
  • Estresores de tipo laboral: inseguridad en el empleo, pérdida del mismo o problemas de dinero.
  • Estresores por relaciones interpersonales: conflictos familiares, con amigos o compañeros de trabajo.
  • Estresores de salud: enfermedades. 
  • Situaciones de tensión crónica mantenida: como ser cuidador de una persona con demencia o sufrir malos tratos, que son estresores de elevada intensidad y prolongados en el tiempo.

 

Cuando la reacción es muy prolongada en el tiempo puede causar daño tanto a nivel fisiológico como psicológico.

 

¿Qué herramientas se pueden utilizar para medir el nivel de estrés en una persona?

Actualmente se habla de muchas herramientas y métodos para medir el nivel de estrés. En internet aparecen aplicaciones y autocuestionarios. Sin embargo, una persona que se encuentre en una situación de estrés crónico debe ponerse en manos de los profesionales que puedan ayudarle a valorar si la situación de estrés está alterando tu calidad de vida.

 

Para poder medir el nivel de estrés de una persona es importante conocer las características del acontecimiento estresante y las respuestas cognitivas, emocionales, conductuales y fisiológicas que se están produciendo. También es importante hacer un análisis del entorno social y valorar la vulnerabilidad y capacidad de afrontamiento de la persona, al igual que su estado de salud.

 

Una valoración seria y responsable del nivel de estrés incluye no sólo cuestionarios o inventarios, sino un proceso de valoración integral que nos pueda aportar estrategias y modos de afrontamiento para esa persona en específico.

 

¿Qué recursos se pueden emplear para reducir el estrés?

El psicólogo es un especialista preparado para tratar el estrés. Ayudará a la persona a conocerse y ver la forma como se percibe la vida y las dificultades. Se trata de aprender estrategias y recursos para reducir el estrés. Los cambios en el estilo de vida ayudan a mejorar la situación.

 

Desde dormir bien a una dieta equilibrada, hacer ejercicio con regularidad y buscar tiempo para la relación familiar y el ocio. Sin embargo, cuando la situación nos sobrepasa o provoca malestar psicológico y físico, es necesario acudir a un especialista para realizar un estudio más profundo que nos pueda ayudar a generar estrategias de afrontamiento.

 

¿Qué beneficios puede tener el estrés en el rendimiento, la creatividad o la motivación de una persona?

La clave está en la duración del estrés. Un estrés puntual genera una respuesta de alerta para superar un reto. En estos casos se trata de un estrés positivo.

 

Un ejemplo claro son las competiciones deportivas, donde el atleta se enfrenta a una situación puntual de estrés, pero también se produce en la vida cotidiana de las personas en situaciones más normales, como enfrentarse a un reto de forma ocasional, donde el organismo se pone en alerta para conseguir una meta.

 

En la vida cotidiana puede ser un reto profesional o académico. Lo característico es que tiene una corta duración en el tiempo y es percibido como algo positivo. Existe también una alteración fisiológica y emocional en un corto periodo de tiempo.

 

¿Qué relación existe entre el estrés y otras condiciones psicológicas, como la ansiedad o la depresión?

El estrés mental prolongado tiene consecuencias muy negativas, pudiendo provocar problemas emocionales como alteración del estado de ánimo y sentimientos de tristeza, abatimiento o infelicidad con situaciones de desesperanza y preocupación por el futuro dando lugar a estados de depresión asociada al estrés.

 

Por ello, es importante contactar con un profesional experto que ayude a la persona a gestionar el estrés y la sintomatología asociada al mismo.

Por Yolanda Bueno Aguado
Psicología

La Sra. Yolanda Bueno Aguado es una gran especialista en Psicología. Cuenta con más de 35 años de experiencia en la profesión y una extensa formación en distintos ámbitos de la especialidad. En concreto es experta en neuropsicología, demencias, daño cerebral, deterioro cognitivo leve, Alzheimer, evaluación del deterioro cognitivo, rehabilitación neuropsicológica, estimulación cognitiva y psicoterapia, entre otros tratamientos y patologías.

Licenciada en Psicología por la Universidad de Salamanca, cuenta con un Doctorado en Neuropsicología Clínica en la Universidad de Salamanca. Además, tiene un Máster en Consultoría de Procesos de Desarrollo de organizaciones en la Universidad de Valladolid e Instituto de Israel y un Máster en Terapias Contextuales (ACT, FAP y Técnicas Mindfulness) en Madrid Institute of Contextual Psychology. A lo largo de su trayectoria profesional, ha combinado su labor asistencial con la publicación de artículos de la especialidad.

En la actualidad, es la Coordinadora de Clínica de Memoria de Fundación INTRAS en Valladolid.

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