La importancia del apego infantil: el vínculo que marca una vida

Escrito por: Estibaliz González Catalina
Publicado:
Editado por: Leo Santos

Podemos definir el apego como la búsqueda de cercanía de una persona específica, llamada persona de apego. Esta persona es usada como refugio en momentos difíciles y como base para la exploración del mundo.

 

El niño y su persona de apego, ya sea su madre u otro adulto responsable, crean este vínculo desde los primeros años de vida.

 

¿Por qué es importante?

El apego, como un lazo afectivo, es el aspecto más relevante del desarrollo social en la infancia ya que, a partir de él, la persona define la forma en que se relaciona con los demás por el resto de la vida.

 

Asimismo, las relaciones de apego son fundamentales para el desarrollo estructural del cerebro de manera que influye de forma directa en el manejo de las emociones, la regulación del estrés y la auto-regulación. En todo caso, si existe cualquier tipo de problema es importante acudir a un especialista en Psicología.

 

Las relaciones de apego son fundamentales para el desarrollo estructural del cerebro.

 

¿Cómo se forma el apego en la infancia?

El apego se crea a través de la relación entre un niño y su figura de apego, que como previamente se ha mencionado, lo más habitual es que sea su madre. La calidad de esta relación, las actitudes del cuidador y la consistencia en los cuidados, son un importante indicador de salud mental del niño en desarrollo, y por ende del futuro adulto.

 

Si el ambiente del pequeño es estable y seguro, la experiencia también lo será y no se desencadenará ninguna respuesta de estrés ante una situación que el cerebro pueda considerar amenazante. Por el contrario, si el ambiente es inestable e inseguro, la experiencia que está siendo vivida también lo será así, inestable e insegura y, la respuesta emocional se activará automáticamente como si existiera un peligro para la supervivencia.

 

Cuando el niño ha sido bien atendido y correspondido en una relación de contacto pleno y sintonía con su mundo interno, aprende a cuidarse, porque ha interiorizado a su figura como una persona constante y proveedora de cuidados de calidad. Cuando no ha sido así, el pequeño tendrá dificultad para calmarse y podrá verse superado por sus emociones.

 

A medida que el niño se desarrolla, algunas funciones del apego van pasando de los padres hacia los amigos a quienes acuden más ante las dificultades que tienen en el día a día. Sin embargo, los padres siguen siendo todavía la base segura necesaria para la exploración del mundo.

 

¿Qué tipos de apego existen en la infancia?

Según la clasificación propuesta por la psicóloga Mary Ainsworth encontramos cuatro tipos de apego que se manifiestan de la siguiente forma en la infancia:

  • Apego seguro: los niños ven a su figura de apego (normalmente su madre) como base segura, se sienten cómodos en situaciones nuevas mientras ella está presente; exploran lo que les rodea y vuelven a su lado, de vez en cuando. Aunque quizá se angustian cuando la madre sale, los niños se acercan a ella en cuanto la ven y buscan su contacto.
  • Apego inseguro-ansioso: los niños muestran una mezcla de reacciones positivas y negativas hacia su figura de apego. En una situación nueva, los niños están en contacto tan próximo con ella, que casi no exploran su ambiente, parecen nerviosos incluso antes que ella se separe y, cuando lo hace, muestran gran malestar.
  • Apego inseguro-evitativo: los niños no buscan la proximidad de su figura de apego, se alejan de ella al estar en una situación nueva y van a explorar los juguetes y objetos inmediatamente. Cuando esta se va no se muestran preocupados, tampoco se ven asustados en presencia de un extraño; cuando vuelve parecen rehuirla, como si les resultara indiferente su conducta.
  • Apego desorganizado: Los niños con este apego tienen varias conductas incoherentes y confusas que no caben en ninguno de los otros tipos de apego; pueden ir hacia su figura de apego cuando regresa, pero no la miran. Al inicio del contacto, parecen calmarse, pero más tarde, de repente, empiezan a llorar enfadados. Su confusión sugiere que, tal vez, tengan el apego menos seguro de todos.
 Estibaliz González Catalina

Por Estibaliz González Catalina
Psicología


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